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Experimento #4: Risotto

No es que el risotto por si mismo sea ningún experimento, pero llevarlo en fiambrera al día siguiente y que sirva para algo más que para alicatar el cuarto de baño si debe tener su mérito. Esto, de momento, es un experimento. Hasta mañana no sabré si será una fiambrera comestible o no. De momento, ahí va la receta:

Se pica cebolla muy fina y se sofríe a fuego lento con un poco de aceite o de mantequilla. Mientras tanto se pone caldo a calentar (yo calculo el doble de caldo que de arroz). Cuando la cebolla ha empezado a tomar color se añade el arroz (arborio si puede ser) y se mezcla todo durante un par de minutos. Seguidamente se añade vino blanco (una copita) y se espera a que se haya absorbido todo el líquido, momento en el que se añade el caldo caliente poco a poco (se reserva un dedo en un vaso). Cuando ya está todo el caldo en la cazuela, se ralla un poco de trufa negra y se deja hervir unos 10 minutos más o menos, removiendo de vez en cuando. Cuando le queden un par de minutos, añadir azafrán diluido en el caldo que habíamos reservado. Antes de que se absorba todo el caldo, añadir queso parmesano rallado y según gustos un poco de mantequilla.

Las recetas con arroz es mejor enfriarlas antes de meterlas en la fiambrera para que no se ponga pastoso el arroz. En este caso la receta no lo permite y no tengo muy claro que aguante hasta mañana. Pero con la cantidad de trufa y azafrán que lleva, me lo voy a comer por muy pastoso que esté.